La Real Fábrica constituía el lugar perfecto para un evento de esta índole. Caminar por sus patios y sus habitaciones era estar en contacto con el arte de la tapicería. Un deleite para la vista. Sin embargo, este año no suplía la demanda de espacio, por ello el Altillo de Chamartín fue el escenario elegido por los organizadores. Y aunque no tenía la magia del primero, sí permitía una circulación más sencilla por los tres pabellones y sus estand. Sacrificaron el encanto de ver un tapiz de Goya en las paredes por un recorrido mucho más claro y lineal –eso sí, perfecto para cumplir el objetivo de la feria, acercar a los compradores a los proveedores españoles–.

Como en su primera edición, la feria presentó un abanico de propuestas que iban desde los estampados digitales hasta los materiales orgánicos certificados. Aquí los stand no son protagonistas, son todos iguales, sencillas estructuras de madera al natural, aquí los textiles deben atraer al espectador y a los compradores –en esta edición procedentes de 29 mercados–. Y en efecto lo hacen, es casi inevitable no acercarse a los distintos expositores para tocar sus telas, sentir de primera mano lo que tienen para ofrecer.

En un mar de eclécticas propuestas siempre hay firmas que salen a flote. Coordonné, empresa familiar fundada en 1978 en Barcelona, es una de ellas. Esta editora de papel tapiz –también crea telas de alta gama– presentó en Home Textiles Premium by Textilhogar sus tres nuevas colecciones: Komorebi, inspirada en ese término japonés que define la luz del sol que se filtra entre las hojas de los árboles; Tales, propuesta infantil con ilustraciones que buscan contar historias; y Anima, donde “escogimos cinco creativos españoles, reconocidos en Instagram, para que plasmaran su visión en nuestros papeles pintados. Sus creaciones son atrevidas, pero de muy buen gusto, pueden usarse en casas modernas o tradicionales. Más adelante queremos colaborar con artistas de otras regiones donde esta red social es muy fuerte, como Londres o Ámsterdam”, explica Lucy Powell, export manager de la compañía. Sus nuevos diseños se podrán adquirir en Colombia a través de Michel Editores y Denise Webb.

Otra de las propuestas para resaltar es la de Alhambra, su nueva colección de visillos –llamada Adire– reinterpreta la milenaria técnica japonesa de teñido a mano conocida como Shibori. En ella, los patrones son apenas esbozados por el artesano, dejando que el azar culmine el diseño. “Mi padre la descubrió en uno de sus viajes. Nuestra idea era hacerla a escala industrial para que pudiera llegar a los hogares más fácilmente, porque esas técnicas artesanales son muy costosas y la filosofía de la compañía –fundada hace 39 años, en Alicante– es hacer productos sofisticados a precios competitivos”, explica Juan Carlos Climent, chief operating officer de la empresa.

Para darle un giro al tan utilizado lino, la compañía Lizzo lanzó su colección Stonewash, en la cual este material tiene el mismo proceso del jean. “Nuestra materia prima viene de Bélgica porque tiene la fibra más larga, eso permite que se rompa menos y dé un tacto más agradable. Primero lo tejemos, lo tintamos y luego lo pasamos por lavadoras industriales. Este tipo de lavado erosiona la tela para darle un acabado envejecido, además la encoge un 15 %, lo que la hace más densa y rica”, comenta José Ángel Climent, managing director de la firma.

En medio de los 71 expositores también sobresalieron firmas como Rioma, con su línea de tejidos orgánicos Biocott+, que cuenta con el certificado Global Organic Textile Standard; Avdelaura, que emplea nanotecnología sobre el hilo para crear productos de algodón ciento por ciento antimanchas; y Tres Tintas Barcelona, cuya colección Les Vangardes está inspirada en las flores y la vegetación de la selva para presentar tres referencias: Bananella –tropical-–, Chinella –oriental– y Florella europea–.

¿Qué traerá el 2017?

Como en su primera edición, Home Textiles Premium by Textilhogar realizó un trabajo de investigación –junto al equipo creativo de la agencia especializada Contexto– para proponer los colores, materiales y texturas que se impondrán. La exposición Trends 2017 “es una muestra real de lo que el mercado, la sociedad y la moda demandan para un sector en continua ebullición”, afirman los organizadores. Según su ejercicio de estilo, serán cuatro las tendencias.

Photon Blue: lo describen como “la galaxia como fuente de exploración”. Aquí, variedad de azules y verdes –irisados y nacarados– se mezclan para dar colorido a diseños geométricos y volúmenes 3D. Esta propuesta está basada en la estética “seapunk”.

Island Fluor: dicen que refleja una nueva forma de concebir la vida, “una fusión de culturas y costumbres que trascienden lo local para hacerlo global”. Influenciados por el afrofuturismo, los colores empleados para generar contrastes son amarillos, naranjas, azules, negros, vino tintos y verdes. En cuanto a materiales, las texturas orgánicas son las elegidas.

Office Cream: este es definido como una ingenuidad transgresora. “Todo puede ser posible y todo puede ser mezclado: el deber y el derecho, el esfuerzo y el placer, el trabajo y el ocio”. Aquí proponen jugar con el color –su base son los pasteles– y recurrir al lujo de los tejidos naturales para crear espacios multifuncionales.

Focus Brown: afirman que es el clásico más culto. “Cuando hablamos de clásico no nos referimos a lo antiguo, sino a la calidad y al saber hacer, al placer sensorial, intelectual y estético que proporcionan los objetos bien pensados y creados, útiles en su concepción”. Aquí los tonos tierra juegan con otros más vivos como el rojo.

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