La expresión barrio artístico aún no se reconoce, pero existe. Abarca un conjunto de actores vinculados a las artes, incluidos grupos de artistas e instituciones públicas y privadas relacionadas con este gremio. En algunos casos comprende un museo, como sucede en los sectores de Montmartre, en París, y Soho, en Nueva York.
En Bogotá, San Felipe, un barrio consolidado que comenzó a urbanizarse durante la década de 1940 como resultado del crecimiento de la ciudad, empezó a presenciar la aparición de comercios de alto impacto –como talleres de automotores–, debido a las transformaciones ocurridas a lo largo de décadas.
Las casas originales, construidas en grandes parcelas y dotadas de innegables cualidades arquitectónicas, se volvieron obsoletas. Familias numerosas se desintegraron o trasladaron a otros sectores al norte de la capital, lo que dificultó la conservación de la arquitectura original y, sobre todo, de las dinámicas propias del lugar.
“Hace quince años este barrio se encontraba prácticamente desierto. Los fines de semana eran silenciosos… parecía un barrio fantasma”, comenta Alejandro Castaño, arquitecto líder del proyecto de renovación.
A pesar de su buena ubicación –entre la avenida Caracas y la carrera 24, y las calles 72 y 80–, en un inicio, la idea de transformarlo en un epicentro de las artes no tuvo mayor acogida: “Los primeros años fueron difíciles, nadie creía que tuviera el potencial suficiente para convertirse en lo que es hoy”.
Pero contra todo pronóstico, San Felipe devino en un lugar donde artistas, galeristas, arquitectos, músicos y productores de televisión, entre otros, residen, trabajan y se encuentran…
Luego de más de una década de esfuerzos, este barrio se ha fortalecido. Continúa su desarrollo mediante el acondicionamiento de nuevos espacios de ocio, como librerías, cafés, restaurantes y hoteles.
Esto le ha permitido ser incluido dentro del listado de Distritos Creativos de la capital y equiparar su oferta con la de Usaquén, Centro Internacional, Teusaquillo, Parque de la 93 y Calle 85.
Su infraestructura física se mantuvo, pero con renovaciones en sus vías para promover una movilidad vehicular más pausada por medio calles coloridas y serpenteantes. Esto le da prelación a los peatones y a los encuentros sociales.
Otro notable cambio está en su tejido social, ahora completamente diverso y dinámico. Esto ha traído importantes beneficios en materia económica , como la valorización de los predios e inmuebles. También atrae visitantes de todas partes de la ciudad.
San Felipe se ha convertido en un foco de personas con inquietudes intelectuales y artísticas. Ha reactivado la zona y le ha devuelto la vitalidad a uno de los sectores más relevantes de la ciudad.
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