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DIBUJO TRIDIMENSIONAL, la obra de Mateo López

Fotografía: Mónica Barreneche. Producción: Ana María Zuluaga. Texto: María Alexandra Cabrera. / 
junio 6 - 2014
DIBUJO TRIDIMENSIONAL, la obra de Mateo López
Con materiales de papelería como cuadernos rayados, lápices y acuarelas, Mateo López ha desarrollado una obra que le apunta a cuestionar la realidad de las cosas. Para AXXIS realizó una selección de objetos que reflejan su cercanía con la práctica del dibujo.

Escogió la arquitectura por ser la opción más liberal del momento. Su interés por el dibujo y las maquetas lo condujo a la Facultad de Arquitectura de la Universidad Javeriana. Sin embargo, su entusiasmo duró poco. O ejercía una profesión que en ese momento encontró estricta y extremadamente técnica o buscaba otro camino. Prefirió la segunda opción e ingresó a la Facultad de Artes de la Universidad de los Andes. “Así comencé una clase de híbrido entre la arquitectura y el arte. Mis dibujos eran metódicos en el sentido de seguir utilizando las reglas de la perspectiva y el espacio”, asegura el artista.

Fue en los últimos semestres cuando empezó a descubrir que el dibujo académico que conocía, ese de trazos perfectos, proporción y escala, podía desarrollarse de otra manera. “No estaba seguro de qué quería dibujar, hasta que Lucas Ospina, profesor de la facultad, me mostró que había muchas posibilidades de hacerlo. Para mí, fue romper con los cánones de lo que consideraba un buen dibujo. Entendí que no se trata de cómo está hecho, sino del mensaje que este tiene”.En su primera exposición, Adentro y en Medio, López instaló su taller dentro de la galería Casas Riegner para mostrar, en una especie de actoperformático, cómo era el proceso de su trabajo. Todos los días, durante el horario de la galería, dibujó los objetos que utiliza habitualmente: tijeras, reglas, hojas y borradores. Presentó un mundo ilusorio que invitaba al espectador a corroborar si era real lo que veía. “No quería pensar el dibujo como algo plano, sino como algo que se puede recortar, armar y volver tridimensional. La idea era contarle a la gente cómo se hace y que ellos pudieran tener un objeto de arte en sus manos, nunca me ha gustado esa idea de la sacralidad del objeto artístico que se enmarca o se empotra”.

Con la intención de seguir explorando el concepto de taller portátil, en 2007 realizó el proyecto Diarios de motocicleta, en el que documenta con una serie de dibujos el recorrido que hizo desde Bogotá hasta Medellín y Cali en una Vespa que lo acompaña desde los 14 años. Con el impulso de redescubrir el paisaje y al estilo de los artistas del siglo XIX viajó durante dos meses para registrar objetos, paisajes, personas y lugares.

Memoria y olvido

Los objetos de papelería con los que ejecuta su trabajo sirvieron de inspiración para Palacio de Papel, un proyecto que presentó en la bienal de São Paulo en 2010. Entonces volvió a surgir esa mirada nostálgica con la que cuestiona la realidad de los objetos al presentar una papelería ficticia que ofrecía reglas irregulares, cuadernos que funcionan por los dos lados y grandes borradores, entre otros objetos.

Ese año también nació Deriva, un libro de artista para la bienal poligráfica de Puerto Rico. “El día antes de mandarlo a imprimir entraron los ladrones y se robaron el portátil donde estaba todo. Así que decidí incluir un apéndice que cuenta que el libro está desaparecido, a la deriva, así adquirió ese efecto anecdótico que tanto me interesa”.

Para 2013 prepara dos proyectos: la construcción de una casa estudio flotante en donde todos los muebles serán diseñados por él, y Viajes sin movimiento, un trabajo en el que pretende documentar con dibujos, fotografías y videos las rutas de los trenes que fueron abandonados en Colombia desde los años ochenta.

Sus dibujos hablan de la memoria y el olvido. De esos objetos desatendidos que cuestionan al espectador y lo invitan a descubrir esa línea imperceptible entre la realidad y la ilusión.

//revistaaxxis.com.co

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