Decoración

Un apartamento de soltero en Bogotá con diseño de mobiliario escandinavo, del minimalismo japonés y de la escuela Bauhaus.

Fotografía: Mónica Barreneche. Texto: Soraya Yamhure. / 
septiembre 9 - 2014
Un apartamento de soltero en Bogotá con diseño de mobiliario escandinavo, del minimalismo japonés y de la escuela Bauhaus.
El estilo de este apartamento, ubicado en el último piso de un edificio en Bogotá, representa los fundamentos del diseño de mobiliario escandinavo, del minimalismo japonés y de la escuela Bauhaus.

“La forma sigue a la función», es la frase que condensa uno de los principales ideales del arquitecto alemán Walter Gropius –fundador de la Escuela de la Bauhaus–, quien buscaba la unión entre el uso y la estética. Con esas palabras comulga el propietario de esta vivienda, de 165 metros cuadrados, en la que todas las ventanas son de piso a techo y la delimitación de los espacios es la mínima indispensable.

Inclinado por las formas rectangulares y lineales, apartado del barroco y con el objetivo de conseguir un entorno limpio visualmente, el dueño de este apartamento –que compró sobre planos y distribuyó él mismo– ejecutó el proyecto de diseño de casa que desarrolló en mente durante más de diez años. Como fotógrafo y director de cine, les dio gran importancia a la luz y a la estética impecable.

Huyendo de los tonos amarillos y en busca de la perfecta temperatura de color, eligió balas de led que están presentes en el techo de tres metros de alto. “No hay un espacio que no tenga un ángulo de luz”, señala el propietario, quien inició sus estudios en diseño gráfico. Para el piso, excepto en los baños, seleccionó un laminado de madera blanca con vetas grises y en las paredes combinó los mismos colores: unas son en hueso –que dan amplitud visual– y otras son oscuras, para generar volúmenes. 

Retrato de Penélope Cruz.

Para homogeneizar los colores del entorno vistió las ventanas con cortinas tipo panel romano claras y pintó las puertas de madera maciza de blanco, con un acabado brillante, e incorporó chapas grises en ellas. En la entrada del armario de la habitación principal instaló una apertura de sistema de rieles de metal y acrílico que evoca el diseño del oriente asiático, característico por el empalme de las superficies con un estricto uso geométrico. Eliminó el mármol y la madera wengue de la cocina original y los reemplazó por acero inoxidable, que se asemeja al gris de las paredes. 

En el mobiliario buscó formas puristas sin ornamentaciones. El diseño escandinavo, incluso manifestado en su forma y colores de vestir, hace presencia en la totalidad del apartamento con tendencias minimalistas japonesas. A pesar de estar distanciadas geográficamente, el estilo de ambas partes convergen en la sencillez, la durabilidad y la funcionalidad. 

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Los colores de los muebles oscilan dentro de la paleta de los neutros como blanco, negro y gris. El primero está presente en la mesa de noche de la habitación principal y en la biblioteca de la sala. Por su acabado brillante de acrílico, estas piezas generan una sensación de amplitud y luminosidad. En el comedor, la mesa de madera maciza –típica materia prima del diseño escandinavo– tiene una fórmica negra que combina con la calidez de la textura del paño de las sillas.

En la sala dos tonos de gris crean un contraste entre el sofá, que es más oscuro, y las sillas, separadas de este por una mesa de vidrio transparente que no compite con la tonalidad protagonista. Cada espacio del apartamento tiene un accesorio funcional rojo que corta con la neutralidad: en el comedor hay un centro de mesa de madera; en la sala, un revistero de acrílico, y en la habitación principal, un perchero de metal de 1,8 metros de alto. 

Lámpara de la firma sueca Ikea –de metal pintado de gris– y el comedor de la marca danesa BoConcept.



Dentro de esta atmósfera minimalista la decoración radica en elementos memorables que el dueño de casa ha conseguido en sus viajes de trabajo. “Pongo cosas que me he cruzado en la calle”, explica el fotógrafo, a quien le parece interesante ubicar algunas obras de arte en el piso. Solo hay dos en los muros: la ópera prima de la pintora bogotana Marcela Rodríguez y una imagen de la actriz española Penélope Cruz retratada por el director de cine Pedro Almodóvar. 

En la totalidad de este apartamento habita la armonía entre el minimalismo japonés y el diseño escandinavo. Las líneas del mobiliario de baja altura y madera danesa, las lámparas suecas y la composición de los ambientes en función de la luz conforman una vivienda que mezcla de manera acertada el Lejano Oriente con el Viejo Continente. Es el  espacio Iluminado, casa de un fotógrafo.

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//revistaaxxis.com.co

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