El tapiz sobre el muro de la chimenea realza las cualidades cromáticas de la zona social y contrasta con la materialidad de la obra de arte allí exhibida.
El tapiz sobre el muro de la chimenea realza las cualidades cromáticas de la zona social y contrasta con la materialidad de la obra de arte allí exhibida.
En general, las texturas son poco rugosas, prevalecen las superficies tersas, como el porcelanato y la piedra pulida, mientras que los colores pasan de la gama del beige a la del gris. Bloque a bloque, la ciudad se extiende al fondo, mientras que numerosas obras de arte se exhiben a lo largo de los espacios, tanto interiores como exteriores.
En general, las texturas son poco rugosas, prevalecen las superficies tersas, como el porcelanato y la piedra pulida, mientras que los colores pasan de la gama del beige a la del gris. Bloque a bloque, la ciudad se extiende al fondo, mientras que numerosas obras de arte se exhiben a lo largo de los espacios, tanto interiores como exteriores.
Perteneciente a una pareja de coleccionistas de arte, aloja piezas de artistas colombianos e internacionales, entre ellos Olga de Amaral, Fernando Botero, David Manzur, Alejandro Obregón, Enrique Grau, Beatriz González, Teresa Sánchez y Édgar Negret. A primera vista, el apartamento parece una galería.
Por eso, los arquitectos de la firma Rodrigo Samper & Cía. optaron en su propuesta no solo por empalmar la arquitectura con el arte, sino por vincular a los propietarios en la toma de decisiones referidas al diseño.
En el primer nivel se encuentra la zona de lavandería y ropas, un estudio y el hall de entrada. En el segundo están la sala, el comedor, la cocina y la terraza. En el tercero, las habitaciones secundarias –incluyendo una de huéspedes–; y, por último, la alcoba principal.
Los cuatro pisos suman 450 metros cuadrados, que se asientan en la identidad cosmopolita y vanguardista de esta familia.
Sin embargo, aunque los arquitectos tuvieron la libertad de elegir acabados y mobiliario –en su mayoría importados–, una de las condiciones de los propietarios era que no hubiera biblioteca, sino una sala de música o de televisión donde el dueño de casa pudiera departir con sus amigos.
Y que fuera lo suficientemente versátil para que en un futuro sus hijas usaran ese espacio como un pequeño bar. Lejos de complacencias y ansias de protagonismo, este apartamento abraza las ilusiones que han modelado su imagen.
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