Arquitectura

Juego de escalas y transparencias

fotografía: Tuca reinés / photoforpress.com texto: Alison Roberts / 
marzo 2 - 2016
Juego de escalas y transparencias
La arquitecta brasilera Simone Mantovani aprovechó la libertad creativa que le dieron sus clientes para proponer un diseño donde el vidrio es protagonista.

Esta casa, ubicada en el Condominio da Baroneza, un conjunto privado a 90 km de São Paulo, Brasil, es ejemplo de la creatividad e innovación que se hacen posibles cuando la misma arquitecta es quien diseña, supervisa la construcción y posteriormente decora.

Sus clientes querían una casa para pasar los fines de semana y las vacaciones, y requerían que tuviera suficiente capacidad para recibir a varios invitados y huéspedes, pues llevan una vida social activa. “Participaron durante todo el proceso, no solo en la decoración”, cuenta Mantovani, quien hizo una propuesta de diseño arriesgada, dándoles protagonismo al espacio y a la transparencia, pero siempre teniendo en cuenta y respetando la necesidad de privacidad para la familia.

La casa, de 1.200 metros cuadrados, está compuesta por tres bloques: la zona social, la privada y el área de servicios. Estas se encuentran ubicadas en diferentes niveles, con escaleras que marcan las divisiones entre los distintos ámbitos. La entrada principal deja entrever esta irregularidad con una serie de escalones largos de pizarra negra que conducen por el jardín anterior a la imponente puerta negra.

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La fachada norte de la casa está compuesta por bloques superpuestos, de diferentes formas y tamaños, con diversos acabados y texturas. Un muro frontal, construido de piezas irregulares de pedra do mato (piedra), provee una transición visual entre el café oscuro y el blanco brillante de los bloques que más sobresalen, también procura privacidad para el pequeño jardín interior que contiene y para el enorme bloque de vidrio que alberga la zona social.

Este bloque central tiene una altura de 7 metros y se impone sobre los demás. Durante el día está inundado de luz natural gracias a que tanto el muro posterior como el anterior (y parte de los laterales) están hechos de vidrio transparente, sostenido con marcos de aluminio. La altura y la transparencia de esta zona, así como las puertas corredizas –que contribuyen a borrar los límites entre interior y exterior– fueron un enorme reto técnico del proyecto, y su mayor extravagancia. “Para lograr estos espacios tan amplios y con esas alturas, el proyecto fue estructural y técnicamente muy elaborado”, dice la arquitecta.

La transparencia de la sala crea una sensación de continuidad entre el jardín interior, con su pasto japonés, y un árbol frutal de más de 60 años, y los amplios espacios en la parte de atrás de la casa. El juego de vistas y reflejos del bloque central hace que parezca un invernadero.

El uso de luz natural constituye una de las características más marcadas en la arquitectura de Mantovani, quien concede que la luz artificial resulta igual de importante. “Es maravillosa para resaltar elementos arquitectónicos y crear efectos dramáticos”. El techo del bloque central, que a primera vista parece una placa de concreto, está hecho de metal. Se extiende y sobrepasa sobre los muros, cubriendo las terrazas y proporcionándoles luz en la noche, a través de discretos bombillos.

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Mantovani dice que uno de sus ídolos es el arquitecto francés Jean Nouvel. Sin embargo, aduce que sus creaciones no son fruto de aplicar las reglas impuestas por otros, sino producto de su intuición y sensaciones. Además de la transparencia, su trabajo tiene otra característica: el minimalismo.

Y aunque sus proyectos son elaborados en conjunto con los clientes, tienden a tener espacios abiertos, enmarcados por líneas rectas. Además del vidrio, en esta casa utilizó estructuras metálicas, piedras naturales y madera.

Aplicó su filosofía minimalista tanto en el interior como en los exteriores. “La decoración es limpia y moderna, pero con el máximo confort”. Las paredes blancas brillantes y el piso de pizarra negra reflejan su preferencia por esos tonos, cuya pureza contrasta con elementos más rústicos como la chimenea de piedra que irrumpe en la pared de cristal de la sala.

En esta oportunidad no diseñó los muebles para la casa, algo que suele hacer. En este caso fueron elegidos y especificados especialmente para cada lugar. “Pienso que la decoración debe ser complemento de la arquitectura, a la vez que provee comodidad. Así que pusimos pocos muebles, pensados para resaltar los espacios”.

Cada detalle fue cuidadosamente estudiado para que armonizara con el concepto general de la casa. Por ejemplo, en el baño social la arquitecta continúa con el tema de piedra natural y la combinación de blanco y negro. En los dormitorios, los baños tienen el mismo lenguaje, aunque con detalles de lujo. El de la habitación principal está compuesto por tres áreas, definidas con divisiones de vidrio templado: la del lavamanos, la de la ducha y la bañera, con iluminación atmosférica y un deck de madera y la del sanitario. De las siete habitaciones que tiene la casa, esta es la que ofrece más privacidad, pues está en el segundo piso.

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Al otro lado de la casa se encuentra la zona de servicios –compuesta por la cocina, lavandería, un dormitorio y un depósito–, que se conecta con el comedor. Este último se une a la zona social por medio de sus enormes ventanales.

Además, se abre hacia la terraza, que tiene piso de madera y un espacio para una gran mesa, ideal para hacer parrilladas y almuerzos y cenas al fresco. Más allá está el jardín, donde hay una piscina semiolímpica sin fin, enchapada en baldosín aguamarina y rodeada por un amplio deck de madera, un espacio perfecto para las asoleadoras, también de madera, diseñadas por la arquitecta. Y aunque la casa se halla localizada en un terreno bajo y plano, tiene vistas maravillosas al paisaje de colinas circundante.

La arquitecta dice que su principal fuente de inspiración es “desarrollar ideas nuevas, investigar materiales y la satisfacción de mis clientes”. Ante la pregunta de si hubiera hecho algo diferente en este proyecto, responde: “En la vida uno siempre puede crecer y madurar”. Para ella, la casa quedó “bastante completa”. El proyecto le ofreció una gran libertad creativa “Eso fue un placer para mí, especialmente cuando vi todo terminado”, concluye.

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//revistaaxxis.com.co

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