Para los propietarios de esta casa en Barichara, Santander, la cocina es un verdadero ritual en familia, así que la intención de la reforma, diseño de la arquitecta bogotana Ángela Crane, era lograr un espacio modesto, casi invisible desde el patio, sin dejar de lado la comodidad y excelente dotación.
Esto lo consiguieron por medio de diversos elementos, como el enchape de madera rústica, el color de las puertas en tonos azules, el filtro de agua oculto bajo el mesón, la grifería oscura y los electrodomésticos –casi imperceptibles–, como la nevera y hornos pequeños dentro de la despensa. Todo lo anterior tiene una razón: conservar la paz y buena energía que se respira en un patio visitado por azulejos y otros pájaros que se posan a comer en el árbol de brevo.
En esta cocina sobresale el acertado y armónico uso de los materiales, que le permite mimetizarse con la naturaleza circundante.
*Las lámparas colgantes, elaboradas con canastos de indígenas del Amazonas, además de ser un elemento recursivo, le aportan a través de la luz ndirecta calidez al espacio.
*Las puertas de los mesones, de malla metálica, permiten una visual de los objetos almacenados.
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